Un Ángel bajó del cielo
Escrito por María Consuelo Idrobo.
Era el mes de Agosto, en una tibia noche llena de estrellas, en un
lugar lejano casi desértico, se encontraba sumido en sus pensamientos un niño
de aproximadamente ocho años, estaba preocupado por la salud de su madre, una
gran mujer a quien el quería mucho.
Se llama Franz, es un joven
inteligente, estudioso y trabajador, ayuda en todo lo que sea necesario
en su hogar, el padre hace
unos años murió.
Franz está muy triste por la salud de
su madre que presenta fiebre y un fuerte dolor de cabeza, viven lejos de la ciudad, y no tienen recursos para buscar un médico. La madre está muy enferma, Franz
teme por su vida.
Esa noche oraba a Dios diciendo: “Padre,
Tu que me has dado la vida, y también se la has dado a mi madre, escúchame: Mi
mamita está muy enferma, yo te pido que la sanes, que le quites su dolor,
porque yo la necesito, me haría mucha falta si tu te la llevas, me quedaría muy
solo, yo solamente te tengo a ti en el cielo y a ella en la tierra, te
prometo que siempre seré obediente y la cuidaré, sé que aunque el cielo esté muy alto, Tu me
escuchas” Franz mira al cielo
pidiendo ayuda, él sabe que allá donde están las estrellas esta la morada de
Dios.
De un momento a otro, ve que una
estrella brilla más que las otras, se queda atento mirando, se da cuenta que
esta estrella se ve más grande a cada momento, como si se estuviera cayendo, Franz
sigue mirando, puede ver que cada vez
se acerca más, siente miedo, pero a la vez mucha curiosidad, se queda
esperando, sabe que algo sucederá.
En un momento se ve rodeado de mucha
luz, todo el lugar se ilumina, de esa gran luz se va formando la figura
de una persona que se le acerca, a medida que esto pasa, en el corazón de Franz suceden
muchas cosas, siente una indescriptible felicidad, es tan hermoso todo, piensa
que está soñando, que esa sensación tan especial que está sintiendo no puede
ser real.
Franz no puede verle el rostro pues es muy brillante, la luz que emana
hace imposible distinguirlo. En unos momentos escucha una voz suave y amorosa
que le dice: "No temas yo te ayudaré, cuando regreses a tu casa tu madre estará
bien, ve y quédate con ella".
Franz corrió hacía su casa, encontró a su madre sentaba en en su cama,
estaba esperándolo para contarle que alguien estuvo en su alcoba, que colocó sus manos cálidas en su cabeza e inmediatamente ella se
sintió mejor, que ya no estaba enferma, que se sentía tranquila, con mucha
paz.
Franz estaba inmensamente feliz y agradecido con este personaje que le
había dado la salud a su madre, quería saber quien era, quería volverle a ver.
En la siguiente noche volvió al lugar, empezó a orar pidiendo que quisiera saber quien lo había ayudado, que deseaba volverle a ver y saber más de él.
Alzó su mirada al cielo, esperando que
nuevamente sucediera el maravilloso encuentro, y efectivamente, volvió a ver la
estrella que brillaba más que nunca, cada vez se acercaba a donde Franz , en un momento nuevamente todo se iluminó, casi hasta enceguecerlo, nuevamente se dio ese momento de éxtasis de tanta felicidad que
no puede describir, todo sucede igual que la primera vez, poco a poco se va
formando la figura de una persona, una figura muy brillante a quien no le puede ver el
rostro.
Y le dice: Desde muchos años antes,
siempre he ayudado a quien lo ha pedido con fe. Que tú me veas es algo que no
pasa mucho, pero pasa; porque el miedo lo impide, pero tú tienes un corazón
limpio y puro, además eres muy valiente , tienes mucha confianza en Dios.
Somos muchos los que ayudamos a la
gente, soy un Ángel, y Dios me ha enviado para que te ayude.
Franz está muy feliz, es maravilloso
lo que está sucediendo, sigue mirando al cielo, imagina que está soñando, ve que no solamente es una, sino varias estrellas que brillan intensamente, y como preguntando que pasa, dirige su mirada
al Ángel que está con él, este le dice: somos muchos los
que estamos dispuestos a ayudar a las personas que lo piden con fe, como tú.
Nuevamente alza su mirada al cielo, queda atónito al darse cuenta que las estrellas que ahora se ven más luminosas, se acercan produciendo una gran luz que ilumina intensamente el lugar. Sucede lo más espectacular, van descendiendo aproximadamente
unos diez hermosos ángeles, brillan tanto que Franz no puede distinguir sus
rostros, pero si puede sentir la gran felicidad que antes había sentido, sólo
que esta vez siente como si estuviera en otro lugar, pues todo a su alrededor
es bellísimo, hay muchos colores, se siente en las nubes flotando como una pluma que el viento mece de un
lado a otro, en momentos cree que está en los brazos de alguien que lo
arrulla, cierra sus ojos, escucha una suave melodía y percibe un agradable olor
a flores, Franz no sabe cuanto tiempo duro extasiado en esta maravillosa visión, cuando abrió
nuevamente sus ojos estaba sobre la hierba, sentía una inmensa felicidad, e
intenta mirando al cielo que semejante experiencia vuelva a repetirse, el Ángel
que lo acompañaba ya no estaba, le había dejado un perfumado ramo de rosas a su
lado, Franz pensó que tan lindo detalle debería llevárselo a su adorada madre.
Al regresar a su vivienda encuentra a su madre preparando los alimentos, la ve muy bien de salud, muy feliz, se acerca y le entrega las flores, ella las recibe muy agradecida, le gustan mucho las rosas, son sus flores preferidas, las coloca en un florero. Son tan hermosas que visten de fiesta el humilde hogar.
Al regresar a su vivienda encuentra a su madre preparando los alimentos, la ve muy bien de salud, muy feliz, se acerca y le entrega las flores, ella las recibe muy agradecida, le gustan mucho las rosas, son sus flores preferidas, las coloca en un florero. Son tan hermosas que visten de fiesta el humilde hogar.
Desde aquel día Franz y su madre
siempre tendrán rosas en su casa, siempre percibirán el agradable aroma de
las mismas, pues éstas se mantendrán siempre vivas.
En las noches, antes de ir a dormir, Franz
sale al campo a mirar el cielo, saluda a todas las estrellas que brillan, sabe
que son ángeles que siempre los cuidarán.
Fin
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